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SIGOBRILLLANDO / SANA SANA

Sebastián Herrera

Desde Soundtrack para un film fantasma, la discografía de Sigobrilllando ha ido mutando, para alejarse del indie heredado de la escena hardcore melódica y las influencias lo-fi, de Lou Barlou, para entrar en zonas mixtas, que oscilan entre un electro pop, con ciertos atisbos a Panda bear, a sonidos más incidentales, un post rock armónico, que toma elementos del punk de bandas como Mineral o pop melancólico de finales de los 90, como el Elliott del False Cathedrals, o el Pedro The Lion del It is hard to find a friend, generando atmósferas simples y acogedoras, ideales para pasar la tarde en un ensueño de THC y extrañeza.

Samplers de películas y video juegos, se mezclan con cajas de ritmo, armonías y loops de guitarra, que permiten entrar a estancias melódicas, pequeños sueños adolescentes, que encuentran el eslabón perdido que habita entre el electro pop y el punk melódico de bandas como Suny Day Real State, The Get Up Kids, The Promise Ring, o Maritime, pero con influencias, que pueden ir desde Guided by Voices a Animal Collective.

Un imaginario de playas, arena y horizontes, dentro de un atardecer de tablas de surf y skate, en medio del lisérgico viaje que encuentra en el rito y los espacios psicodélicos, una comunión para hallar citas, referencias y búsquedas que remiten a sonidos de finales de los 90 y principios del 2000.

Sana Sana, en diez canciones y poco más de media hora, arman un collage de imágenes que, en su unidad, nos permiten transitar por las influencias que dan vida a la abultada producción creativa de Sigobrilllando.

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