
Sobre el fin y la violencia del fin nos habló el fundador de las bandas The Nation of Ulysses y The Make Up, en exclusiva, para Grieta mag.
Por Sebastián Herrera
Inventó su propia religión, con un dios socialista anti-imperialista, que obtiene de la música su ideología, consistente en punk, con dosis de post punk, gospel, soul y vanguardia; Ian Svenonius, no es solo uno de los protagonistas de la escena más poderosa y dura del hardcore, de Washington D.C., sino que es indiscutidamente, el más profeso, inclaudicable líder y gran soldado de las causas perdidas.
En la vanguardia musical y militar, Svenonius se ha preocupado de agitar las aguas desde hace un tiempo, identificando a los reales antagonistas de esta mala película llamada vida: “las redes sociales son el demonio”, golpea de entrada. ¿Y por qué no creerle? bien sabe de demonios. Hace algunos años escribió aquel tratado espiritista llamado “Estrategias sobrenaturales para montar un grupo de rock”. El libro fue fruto de varias sesiones de ouija en las que logró conectar directamente con los espíritus de la música. En el texto algo se avizoraba del fin de los tiempos, pero aparentemente fueron condescendientes y mesurados con sus pronósticos, “hoy vivimos un momento sin precedentes”, continúa sabiendo que prácticamente todo fue augurado.
Insistimos a Ian en la idea de probar una sesión espiritista, sobre todo por lo que él mismo nos dijo: “la música es como tacto, la comida o la banca moderna, escapa de toda explicación”. Si el tema de esta edición es el luto, ¿por qué no probarlo y no decirles a los santos patronos de la contracultura que nos guíen?
Nos contó que hace un tiempo que no hacía “magia” y que, tal vez, sería mejor una conversación normal. No sin antes dejarnos una pista. ¿Deberíamos intentar realizar una sesión de espiritismo, solos, invitando a Conway Twitty con su canción “It´s only make believe” de fondo? Probablemente. Con Ian, intentamos la “conversación normal”, aunque fiel a su estilo, prefirió ser grandilocuente desde un inicio y diluir las palabras hacia el final, como un mesías que las ve escritas en la arena, mientras el mar se recoge y borra cualquier vestigio bajo el agua.
“Este énfasis en la fechoría capitalista y estadounidense no es nuevo, pero el aspecto ‘pop’ de esta ideología sí lo es. Lo cual es emocionante”. Parte de estas ideas ya las conocíamos, en gran medida por el libro rosado del pop: “The psyche soviet”, una parodia al Libro Rojo de Mao en clave humorística-revolucionaria, en la que trata temas como la depresión cósmica o de qué forma Seinfeld causó el derrumbe de la cultura pop.
Pero eso ya es cosa del pasado, así como ese laboratorio estilo Think Thank Punk que llamó Soft Focus. El programa emitido por Vice y realizado en distintos museos de Estados Unidos, le permitió entablar discusiones y análisis en torno a los temas político-creativos que más llamaban su atención y que contó con invitados como Thurston Moore, Kim Gordon, Ian Mackaye, Henry Rollins, Cat Power, o la banda Suicide.
Prácticamente todos sus invitados eran especies de guías celestiales que indicaban ciertas rutas, camino que hizo de cada concierto de Svenonius, no un simple show musical, sino verdaderas homilías; misas memorables donde la intensidad profesada en The Nation of Ulysses, pasando a la evangelización abyecta de The Make Up, la excentricidad dionisiaca de Chain and the Gang, o el solipsismo de Scape-ism, permitieron dar una contundente cátedra de resistencia y rebelión que, mirando en retrospectiva, permiten entender el momento que actualmente nos encontramos: “la gente está buscando catarsis, a través de esa ira contenida contra la brutalidad policial y el racismo, ya sea mediante la condena hacia los símbolos históricos o mediante una especie de empatía obsesiva con las víctimas y los violentistas. Odio a sus torturadores, la policía”.
¿Crees que las cosas estén cambiando?
Las cosas están cambiando, sí; los señores corporativos son más ricos y poderosos que nunca. Pero también hay un cambio de conciencia, que es algo positivo.
¿Qué crees que pueda resultar?
Esto ha llevado a una popularización de un tipo de comprensión histórica revisionista, que pone el comercio de esclavos, la esclavitud en particular, y, en menor grado, el exterminio profesado por los colonos a los pueblos nativos, en el centro de la historia de los Estados Unidos. De hecho, esto ha llevado a que muchos estadounidenses cambien su forma de pensar y vean que la historia completa de nuestro país y los viejos mitos sobre los padres fundadores y la tierra de la libertad son completamente pasados de moda.
¿Cuáles crees que han sido los errores en los análisis de este momento?
El problema es que se ha asentado en el cisma blanco y negro y está dejando en paz las relaciones de clase. De hecho, los pobres no se mencionan realmente en el activismo; y tampoco lo son las prácticas corporativas estadounidenses en otros países, que son bastante parecidas a la esclavitud. Nike y Apple no son criticadas. Y todavía no hay condena a la máquina de guerra e intervención extranjera, ni existe una comprensión popular sobre la vigilancia de las ciudades estadounidenses y las guerras imperiales que sirvieron como modelo para una fuerza policial reinante, que va a su ritmo, como si estuviera en una misión estilo “buscar y destruir” en Vietnam y la población civil fuera una especie de posible fuerza militante subversiva.
Luego de lo que ocurrió en Chile, la percepción de la policía local ha cambiado drásticamente, no sé si el nivel que se vive en Estados Unidos será similar.
Todo el enfoque está en la policía y en desembolsar a la policía. Es una buena idea en cierto nivel, ya que la militarización de la policía en los Estados Unidos es una locura y da como resultado todos estos asesinatos de los que hemos oído hablar. Pero, con multimillonarios libertarios en Silicon Valley realmente construyendo la “narrativa” que todo el mundo percibe, creando los hashtags que todos repetimos en nuestras redes sociales, estamos cansados de un movimiento popular cuya motivación se ha reducido a destruir el último sindicato en los EE. UU. con algún poder o con la capacidad de ayudar a las personas sin seguridad educativa real y un trabajo estable. De hecho, si bien la fuerza policial es execrable y necesita una gran reforma y tal vez algún tipo de disolución, parece estar en la lista de éxitos de los libertarios de la privatización “antigubernamentales” como Jeff Bezos y los señores de Silicon Valley, después de que se desmantelaron con éxito el sistema de escuelas públicas y la oficina de correos de los Estados Unidos.
Entre muchas cosas que están acabando, entre ellas -aparentemente, la clase política-, los símbolos de poder, que lentamente fueron eliminados o resignificados, en Estados Unidos creo que ha ocurrido algo parecido, ¿Ves tú las similitudes entre ambos movimientos sociales?
Sí, acá otro de los objetivos fueron esas estatuas de bronce de generales de la guerra civil que son, en verdad, un objetivo dócil. No tienen defensores, excepto por algunos fanáticos de la historia, a los que nadie realmente notó antes de que los activistas comenzaran a decir que tenían un gran impacto psicológico en las personas. Pero son un hombre de paja sacrificado, porque no son corporativos / privados y, por lo tanto, son un chivo expiatorio ritualista útil para desviar la atención. Tal es el camino de una nación que sólo puede comprender las emociones y el simbolismo y no abordar las circunstancias reales que afectan la vida de las personas. En este momento, en lugar de una estatua derribada de generales muertos, debería haber una huelga de alquileres y los propietarios deberían ser el blanco de la ira, así como los desarrolladores de bienes raíces, los propietarios, el complejo industrial militar, el internet de control mental, o los señores Ayn Randian; estos multimillonarios son un objetivo más relevante que cualquier confederado muerto, no importa cuán horrible sea.
Si piensas en un futuro en el que todo se ha destruido y es necesario comenzar con una nueva forma de organización creativa, artística, social y política, ¿cómo sería esta?
Uno poético, simple y anti tecnológico.