Los nuevos materiales de Nova Materia

Son de los músicos con mayor evolución a lo largo de su carrera. Desde Pánico hasta Nova Materia, su nuevo proyecto, Eduardo Henríquez y Caroline Chaspoul (Edi Pistolas y Carolina Tres Estrellas), han sabido hacer lectura, no solo de los tiempos más inmediatos, sino también de los próximos. En esta nueva edición de Grieta Mag nos dan su visión sobre ese futuro por venir.

Por Sebastián Herrera

Hace un tiempo atrás, junto a Pánico, filmaron el documental, “La banda que buscó el sonido” (2011), un recorrido por paisajes que combinaban el desierto, minas abandonadas, ruinas industriales, y la geografía de un territorio colonizado. El film, dirigido por Benjamin Echazarreta y James Schneider, dio luces de un germen, de nuevas formas de aproximación a la música y a los discursos que existen en ella.

Persiste algo aurático en la música de Nova Materia, un espectro que transita como si los sonidos fueran una invocación, una ouija en la que los espíritus responden a través de reverberaciones, frecuencias y resonancias. El trabajo se construye como un híbrido de elementos de distinta procedencia y atmósferas de diversos campos espectrales

Rito y juego son dos conceptos que rondan lo que actualmente llevan a cabo: Piedras y ambientes urbanos, provenientes de la calle son los elementos que utilizamos para traducir lo físico en sonidos”, explica Caroline desde Francia.

Hace pocos meses, lanzaron el EP Strength. El trabajo fue la interpretación de una imagen: la protesta de decenas de personas que golpearon, con piedras, el blindaje metálico del edificio de Telefónica. “Fue realmente fascinante e impactante lo que pude presenciar en Chile”, cuenta Eduardo, al otro lado de la pantalla, “se mezclaban muchas emociones, había una energía que se lograba reunir y que parecía emanar de una conexión con lo antiguo y originario, todo esto entre banderas Mapuches con chilenas, algo que por primera vez vi reunidas”.

¿Fue eso lo que condujo ese trabajo?

Eduardo: Intentamos mezclar dos mundos, la fuerza física y lo corporal, que tradujimos en lo electrónico, en el baile y el club y, al mismo tiempo, en una energía pura que emanaba desde otro lugar.

¿De qué manera creen que su música se relaciona con el mundo?

Caroline: En que el propósito de lo que hacemos es sumamente político, no solo artístico, sino también social. Somos una partícula, por así decirlo, que se mueve y, en función a ese movimiento, nos posicionamos y hacemos lecturas de nuestro entorno más inmediato.

¿Creen que su trabajo sufrirá modificaciones después de la pandemia?

Eduardo: Ya hemos sufrido cambios. Lo más evidente han sido nuestros planes. Teníamos pensado un disco, pero vamos a esperar un buen tiempo más antes de sacar un álbum. Por ahora, estamos trabajando en un par de piezas ambientales.

¿Cómo han vivido este proceso?

Eduardo: Es extraño, porque, por un lado, el momento es fascinante y extremadamente excitante, pero, por otro, ha revelado que las diferencias sociales son enormemente profundas. Nos ha hecho darnos cuenta, de forma brusca, que hace bastante tiempo no nos gustaba el mundo que vivíamos. Las revoluciones en distintas partes del mundo son una respuesta a una deshumanización muy grande, con una sobreproducción, que no solo muestra la excesiva información, sino lo demasiado que hay de todo en todo.

Caroline: Curiosamente este virus vino a obligarnos, mundialmente, a tomarnos un descanso, parar por un tiempo, repensar nuestros modos de vida”.

¿Ven posibilidades de un real cambio?

Eduardo: El mundo cambiará mucho. Ya entramos en una nueva etapa y lógica de vida. Todo ha mutado, desde cosas simples como trabajar desde nuestras casas, hasta las repercusiones que esto tendrá en la ciudad o, incluso, en nuestras formas de relacionarnos entre nosotros mismos.

Caroline: Nuestra profesión quedó obsoleta. No la música en términos artísticos, sino la forma en que trabajamos y vivimos de ella. Eso es lo que quedó obsoleto, en el sentido de que el modo que acostumbrábamos a ganar nuestro dinero, que era principalmente a través de shows, no se puede actualmente hacer y quizás durante cuánto tiempo más será de ese modo.

¿Cómo creen que esto afectará en el largo plazo?

Eduardo: Nuestro modo de vida con el Covid y con la revolución en Chile, que volverá, es algo bastante llamativo, porque marca un corte en el mundo, como si existiera un antes y un después. La revolución vino a generar un llamado al cambio. El virus vino a remarcar más esta urgencia y comenzó a demostrarnos que era necesario avanzar en nuevos modelos económicos, ecológicos, sociales, etc.

Caroline: En lo inmediato, el cambió se presenta en darnos cuenta que ya no podemos tener un pensamiento tan rígido sobre las cosas. Que todo implica mayores actores y cruces. Ya no se puede pensar que una sola profesión puede solucionar las cosas, comenzamos a entender que un plan de vida, por más estructurado que esté, igual se puede quebrar, que es necesario comenzar a pensar de forma más multidisciplinaria, con mayores cruces, que permitan más preguntas, porque todo está ligado, la política está ligada a la ecología, a la sociedad, a la cultura, en fin.

Eduardo: Con la música ocurre lo mismo, comenzamos a darnos cuenta que se puede trabajar con otras áreas, que podemos y debemos relacionarnos con actores de distintos campos, incluso diametralmente opuestos a los que hacemos, pero que juntos podemos desarrollar un proyecto común. Los muros que nos encerraban comenzaron a caer. Esto es una evolución positiva, ya no nos dejará quedar encerrados en una sola creencia.

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