
El CD triple de los 50 años de música electroacústica en Chile (2006), ganador del premio Qwartz Electronic Music, de París, el 2008, no solo es un hito para uno de los netlabels más longevos de nuestro país, sino que fue también el ingreso directo a la historia de la música. Tras 15 años dando espacio a sonidos experimentales, Pueblo Nuevo, sello que dirige el productor nacional Mika Martini, es el work in progress de nuestros futuros próximos. Una gran torre de babel, en la que los sonidos sirven de columna vertebral para erigir los discursos que hoy se exponen, para que mañana, las nuevas generaciones, hagan sus lecturas.
Por Sebastián Herrera
Giras por México, España e Inglaterra, un catálogo de más de 170 discos entre físicos y virtuales, publicaciones nuevas cada 10 días, rescate de obra fundamental para la historia de la música en nuestro país, como los discos de José Vicente Asuar y Gustavo Becerra, y una visión sobre el quehacer artístico libre de cualquier atadura de las estructuras neoliberales, hacen de Pueblo Nuevo un real objeto de estudio.
“Entre la voz antigua y el vértigo cibernético, entre el pasado latente y el futuro virtual, Pueblo Nuevo sale al mundo material, y a todos los mundos posibles y por venir”, reza parte del manifiesto del netlabel, que dirige Mika, quien se reunió con nosotros precisamente, para conversar y analizar los mañanas posibles, a través de la música.
¿Cómo nació la idea de crear un netlabel?
Hace 16 años atrás estaba suscrito a un newsletter que se llamaba Microsound, donde la gente de diversas partes del mundo enviaba información sobre música electrónica que estaba siendo publicada a través de sellos online y que se llamaban netlabels. Empezamos a averiguar y encontramos que era la solución ideal para lo problemático que era editar música en Chile. En esos años solo existía el formato CD y con la crisis oficial de la industria, donde se cerraron las multinacionales que publicaban música chilena, era todo super complicado o caro de fabricar. Incluso teniendo CD’s era difícil todo el tema de la distribución. Entonces, esto de los sellos online nos permitía una distribución global y mundial con toda una escena que se estaba armando, que estaba ligada con las licencias Creative Commons, al software libre, y que vino a hacer contrapeso a todo el tema del Copyright tradicional.
¿Qué es necesario para llevar adelante un sello de estas características?
Para tener un netlabel debes generar un catálogo de varios artistas, editar con licencias abiertas como Creative Commons y distribuir gratuitamente. Esos eran los tres requisitos fundamentales, que vinieron a reforzar la idea de una cultura libre.
¿Cómo surge la idea de crear Pueblo Nuevo?
En el 2004, el primer sello online electrónico que apareció en Chile, sin llamarse netlabel aún, fue Impar, que es un proyecto que hizo Daniel Nieto, con Claudio Cisternas. También estaba la banda de Francisco Pinto, “Hombre Nuclear”, quienes el 2005 fueron unos de los primeros en subir un tema o un disco de descarga gratuita en nuestro país. Como sello, sin embargo, los primeros que conocí fueron Impar, Jacobino Discos el 2004 y también conocía a la Productora Mutante que estaba desde el año 98 como colectivo cultural, quienes fueron nuestros ejemplos a seguir y quienes nos demostraron que era posible hacer las cosas en forma independiente. El 2005, Daniel Jeffs y yo creamos Pueblo Nuevo. El término netlabel era una palabra que estaba empezando a llegar a nuestros conocimientos y que se estaba comenzado a repetir en el ambiente de internet y que, en nuestras circunstancias, nos pareció una excelente manera de resolver nuestras problemáticas como productores musicales, pues lo que queríamos fundamentalmente era dar a conocer nuestra música y la de nuestros colegas cercanos con los medios gratuitos disponibles en esa época.
¿Qué significa para ti este espacio?
Es tener la posibilidad y libertad de manejar un sello, un catálogo de artistas, discos, y toda esa estructura tradicional, pero llevarla a cabo con la pura pasión de un grupo de amigos, que quieren mostrar música con total libertad, sin ningún tipo de cortapisa. Como no hay factores económicos que nos digan que un disco no se va a vender, o que un artista sea poco comercial, o que un álbum tenga muchos temas, o que un track sea muy largo, o demasiado experimental, en fin, para nosotros, todas estas razones no corren y no significan nada al momento de decidir qué publicar. No hay barreras. Los netlabels te dan la posibilidad de editar lo que se te ocurra dentro de tu propio criterio… al final, lo que estás ofreciendo es básicamente nuestro punto de vista respecto de la infinitud de la creación que aparece día a día.
¿Cuál sería ese criterio al momento de elegir qué publicar?
Ha ido cambiando un poco en el tiempo, nuestra idea inicial era sacar música electrónica chilena, ya fuera minimal, IDM o experimental. Después, por fortuna, pudimos conocer a la Comunidad Electroacústica de Chile (CECh) y específicamente a Federico Schumacher, quien nos ayudó e impulsó, al año de vida el 2006, a editar este tipo de sonidos. En ese sentido Schumacher nos dio la idea de convertirnos en “él” sello de la música electroacústica actual en nuestro país. Eso nos abrió la mente y nos ayudó a romper el paradigma en muchas cosas, como por ejemplo ser un netlabel y además sacar ediciones físicas o, más aún, editar en mp3, que para la mayoría era una aberración. Pero lo conseguimos y también logramos difundir la creación de los próceres históricos y de diferentes generaciones de compositores de ese tipo de música. Posteriormente decidimos que poner barreras geográficas para un sello online era ilógico y empezamos a editar a artistas de otros países, de Sudamérica, de Europa, fundamentalmente. Gente que nos iban presentando los mismos músicos del sello… y bueno, como dice mi amigo Claudio Pérez, “luego todo se desmanejó”, jaja.
¿En términos artísticos y autorales, qué buscan?
Actualmente, acoger a las y los disidentes, a los outsider, a los que están sacando sus primeros discos o que no encuentran acogida en otras tribus, los que están en contra del sistema, enojados con el mundo, la academia o la industria, pero que tengan un concepto y una convicción con lo que hacen, y obviamente, que nos guste su trabajo musical. El término “música libre” tiene que ver también con ser una especie de alternativa a la industria musical tradicional y sus ataduras y compromisos, por ello ahora mismo, en estos tiempos de estallido social y pandemia, queremos inundar con la mayor cantidad de creación posible, porque nos llegan muchas propuestas interesantes y dignas de ser difundidas y que otras instancias no lo hacen ni lo harán nunca.
¿Qué crees que es lo realmente innovador de este sello, más allá del rótulo digital de su propuesta?
Este netlabel partió sin ningún tipo de plan estratégico o visión a futuro, fuimos y somos un grupo de amigos que se junta a escuchar, hacer y editar música. Eso ha ido creciendo de forma exponencial hasta hoy. Eso es lo innovador para mi, nuestra propuesta no es generar dinero o ganancia económica inmediata, sino crear una red donde cada uno tiene la oportunidad de interactuar con gente que hace arte como uno, tanto en Chile como en el extranjero. Una red de soporte, de amistad, de intercambio, de tráfico de plugins por último, de colaboración en el amplio sentido de la palabra, y de forma muy horizontal.
¿Cómo describirías al sello?
Como decía Iñaki Muñoz, Pueblo Nuevo es como una librería de esas de barrio, donde cada cual llega aportando su propio libro. Nosotros reunimos a todos, repartimos los libros, hablamos sobre ellos, organizamos lanzamientos y hacemos lo mejor posible para que más gente los conozca. Nos entretenemos harto sin duda, conversamos o discutimos, y nos peleamos por cierto, jaja.
¿Crees que es posible hacer lectura de nuestros tiempos a partir del catálogo que han forjado?
La función de tener este registro vivo es poder ser reflejo del momento y lugar en que vivimos. Permanecer 15 años tiene que ver con eso, con crear un espacio donde gente que está interesada en ver cómo ha evolucionado la música electrónica, pueda entrar a nuestra plataforma y profundizar sobre este “lado B” o “C” de la escena. Tenemos un catálogo de artistas, músicos y músicas muy conscientes de su país, que tienen una visión política muy presente y lo demuestran a través de sus discos. Por ejemplo, Lluvia Ácida, por citar un nombre entre muchos más, como Alisú, Candela, Schumacher, son muy importantes y especiales para nosotros. Cuando sacaron el disco “La Idea: Canto a la Federación Obrera de Magallanes” (2007), fue como una especie de marca que quedó en el catálogo y que hemos mantenido en el tiempo. Queremos dar cabida a los músicos electrónicos outsiders, los que no suenan en los espacios tradicionalmente asociados a “lo electrónico” como el club o la fiesta, gente que opina y es consciente de los problemas de Chile y los pone de manifiesto en su trabajo musical. Y eso se ha mantenido y alternado con muchas otras variantes en la electrónica, desde la bailable a la más experimental. Además, todo bien catalogado, con la mayor información posible y rigurosidad.