
Una de las artistas electrónicas fundamentales para entender la escena local, Paula Schopf, conversó, desde Alemania, con nosotros para profundizar sobre las experiencias sonoras en estos nuevos tiempos. Catorce fragmentos de esta conversación articulan no solo el presente, sino el pasado y futuro de la música electrónica.
Por Sebastián Herrera
¿Cuáles la vibración que persiste? ¿es una frecuencia?, ¿cómo se mueve? ¿qué comunica? La música ha comenzado un viaje amplio, difuso y enmadejado; la electrónica, en particular, ha iniciado un dialogo con espacios más íntimos, secretos y pequeños, que dan cuenta de una procedencia, de algo que en su resonancia y pálpito avisa de estos tiempos y los posibles cambios.
El ruido y el sonido, en su más amplia concepción, han intentado contar algo, decir una historia. La música electrónica dance ha pronunciado el cambio. El estallido, el despertar y la pandemia son procesos que ya fueron narrados por la música. Parte de esta historia está en los discos, en obras, en registros y archivos que permiten entender los diferentes procesos de nuestro país.
Para comprender el cambio y un posible ocaso de la música tal y cual la entendíamos, es importante analizar cada fragmento. La dj, productora y artista sonora, Paula Schopf, más, conocida como Chica Paula, es una de esas piezas de historia, una ondulación que creó sus propios tejidos que resuenan no solo aquí, sino también en otros rincones del mundo. A partir de los sonidos y estructuras del techno, house y el arte sonoro nos hace posible entender cómo llegamos a donde estamos y, posiblemente, hacia donde iremos.
1.
Yo crecí en Chile, viví la dictadura en Chile. Viví toda mi juventud en Chile y me siento chilena, por algo vuelvo, por algo cuando estoy en Alemania extraño Chile y cuando estoy en Chile extraño Alemania. Porque mi vida también la hice en Alemania, mi personalidad se dividió. Es bien complejo todo.
2.
La música que a mí me interesaba, era bastante dominada por hombres, podría decir, incluso que había un 80% de hombres dentro de la música electrónica. En la época era algo que no me cuestionaba. Yo alucinaba con la música en general y lo diferente que ésta era dentro de un contexto, como el de Chile en los ochentas, donde todo fue muy escaso.
3.
Yo tuve un poco más de información que el resto, porque tenía a mi hermano que vivía en Alemania y, a través de él, tenía otras conexiones. Me mandaban música y tuve acceso a otras cosas, como películas, que tenían bandas sonoras con sonidos más electrónicos, como “El Hombre Elefante” de David Lynch o “Eraserhead”, que eran películas que no se mostraban en Chile. Mucho más tarde pude ver y conocer bandas como Malaria, pero antes de eso no tenía idea de que había muchas precursoras dentro y que influenciaron a un montón de artistas.
4.
En 1985, tenía 15 años. Me juntaba con Miguel Conejeros (F600), aunque todos eran un poco mayores que yo. Ellos eran parte de esta especie new wave que hubo en esa época, como los Pinochet Boys y otras bandas que se formaron. También estaban las Cleopatras, pero más que verlas como músicas, para mí tenían más relación con la performance o con la búsqueda de otras formas de expresión. Después estaba la gente de Europa, como mi hermano (Martin Schopf , conocido como Dandy Jack), que hacía conciertos y encuentros. En esa época había grupos más heterogéneos, y más multidisciplinarios, muchos vivían todos juntos, se hacían revistas, música, baile, coreografía, la idea era experimentar.
5.
Todos estuvimos muy influenciados por grupos como Chris and Cosey o Genesis P-Orridge (los tres pertenecientes anteriormente a la banda proto industrial, Trobbing Gristle), que fueron muy importantes para la música electrónica europea. Ellos hacían performance, exposiciones, música, cosas bien interesantes, todo multimedial. Cosey Fanni Tutti es una compositora y productora muy importante para esa época, como también lo fue Laurie Anderson, influenciaron un montón, así como también Madonna. Pero en esa época, a pesar de tener a estas figuras, no tenía tan definido el discurso feminista.
6.
En Chile tengo mis partners, que son la Paula Burgos, a la que admiro mucho, porque es muy fuerte, ha movido mucho, a un nivel que me gusta, que es desde el trabajo de base, de pequeñas fiestas, muchas e incesantes, lo mismo que la Paula Wapsas, con ellas estoy muy conectada. Dinky es otra persona con la que he estado muy ligada. Aunque ella ha sido más solitaria, es una gran artista, siempre ha sido un referente, que logra hacer lo que quiere. Aquí en Alemania también tengo muchas mujeres con las que me siento unida.
7.
En Chile con una amiga hicimos un colectivo que se llamó R.A.P., Revolución Anti-Pico y el signo era unas chicas pegándole en las bolas a un tipo. Recuerdo que el comic fue hecho por Karto, pero eso no tenía que ver con la música. Al menos a mí, todas estas ideas y discursos sobre el feminismo llegaron más tarde, cuando llegué a Europa, donde también estaba surgiendo la música techno, haciendo que todo desapareciera detrás de la música, porque, idealistamente, todo desaparecía: géneros, procedencia o estratos sociales, en clubes o raves donde lo único que importaba era la música.
8.
Siempre me interesaron las cosas que buscan algo, que buscan romper una frontera, o que buscan experimentar. Me interesa cuando algo no está perfecto. No tiene por qué ser brutal, puede ser sutil, escondido, pero tiene que existir una búsqueda, que por supuesto tendrá errores, no será perfecta, pero tendrá y abrirá un camino, que después llevará a otro trabajo y permitirá ver cómo ese camino se comienza a abrir en otro y luego en otro. Es lo mismo que en las películas, cuando encuentras que algo es inquietante, o encuentras que algo no está bien, pero se siente bien, ahí hay algo que me interesa, es ahí cuando paro la oreja.
9.
Desde que empecé profesionalmente tuve muy claro que no quería hacer música de club. Porque en esa época, por el 2003 había tanta, que no le veía sentido hacer lo mismo. No era mi interés. Sentía que tenía otra historia que contar, que era esa mezcla de todo lo que había vivido como dj, lo que traía de Chile, mi culturización musical, que también tiene que ver con Víctor Jara, Violeta Parra, el pop de Mecano, y todo este background de raíces chilenas que junté para comenzar una propuesta nueva y particular. Eso me interesaba, quería contar mi historia. Quería contar que yo no vengo solo del club, que esa es solo una parte de mi personalidad y que lo que realmente busco es meterme en la identidad a través del sonido.
10.
Como dj, al principio, buscaba todas esas cosas que encontraba que eran raras, diferentes, irreverentes y rompedoras. Las tocaba y me daba lo mismo si alguien bailaba o no. Con el tiempo obviamente vas avanzando y entiendes al público y comienzas a crear estrategias para acercarte a más gente, porque cuando el público es más pequeño es más fácil, te permite entender exactamente lo que quieren y puedes mostrar cosas más vanguardistas, con más ideas y dudas. Pero uno va desarrollando, con el tiempo, ciertas formas de conseguirlo en espacios más grandes. Por ejemplo, si voy a tocar a un club y tengo treinta discos y de esos todos me gustan, pero hay cuatro o cinco que creo que son realmente increíbles, busco una forma de tocar esos discos que son más difícil de bailar o no son tan taquilleros y busco la manera que la gente empatice con él.
11.
Hoy estoy más lejos de esos espacios. Me interesa mucho más descubrir el misterio del sonido, me refiero al sonido en sí mismo, entenderlo como un elemento sonoro en su complejidad y diversidad absoluta. En su antagonismo, paralelismos y en todo tipo de situaciones en las que se manifiesta. No como representación, sino como un flujo enorme, incesante, que se relaciona y comunica entre nosotros, entre estas cajas de resonancias en la que nos convertimos.
12.
Me interesa incluso en una dimensión social y, a través del estudio y escucha, entender que se puede reflexionar sobre realidades, ya sean sociales, políticas, ecológicas, o de comunicación humana, y ahí encontrar respuestas a ciertas preguntas que abren la reflexión.
13.
Siempre tuve un interés por la música y por la música electrónica y su historia, desde las épocas de Pierre Scheffer y la música concreta. En un momento me obligué a seguir esta intuición y me metí a estudiar Sounds Studies. Ahí empecé a escarbar más, abriéndome a este mundo que tiene una praxis teórica y toda una cosa intuitiva que, con mis experiencias espontaneas, las empecé a conectar con lo que estaba aprendiendo a nivel tecnológico y teórico. Ahí me empecé a dar cuenta que esas nociones que tenía ya existían, que había gente que ya había hecho mucho análisis sobre esto y comencé a canalizarlo mejor, comencé a hacer mis primeros trabajos y así. Esto es el comienzo de una nueva aventura para mí.
14.
Lo que hoy hago no fue algo de un día para otro. Hay influencias que vienen por una vivencia particular. Todos los lugares suenan distintos. La última vez que fui a Chile me di cuenta que me sentía muy bien en ciertos espacios y en ciertos complejos sonoros que se formaban en esos lugares, como el centro de Santiago, lugar al que siempre voy, porque cuando uno vive fuera siempre hay algo que falta. De a poco me comencé a dar cuenta que hubo una búsqueda de identidad en estos lugares, como el Paseo Ahumada, Huérfanos o Bandera, donde me sentaba a escuchar y el sonido se convierte en una masa que fluye, una masa anónima, que está en permanente movimiento, conjugándose con otros sonidos y que, en esa masa, yo como sujeto oyente, me sentí completa.