SPECIAL CASES / SPECIAL CASES

Sebastián Herrera

Hay una concesión que permite construir el imaginario a partir de materiales preexistentes, una conmemoración al proceso, a la historia y cómo esto articula las narrativas presentes. “Album Name”, el último trabajo del proyecto de “JP” Rodríguez, Special Cases, lanzado por el sello australiano Weisskalt, es precisamente consenso y progresión, una celebración rítmica y melódica de la historia, una narrativa que fluye y proyecta los sonidos por venir. 

La repetición y oscuridad proveniente de la experiencia junto a Follakzöid, sumada a la armonía y luminosidad lisérgica de Chicos de Nasca, se plasman en una exploración llena de capas, torsión y armonías que cubren la atmósfera hasta construir su propio hábitat. 

Alejados de los muros de distorsión de su predecesorBetter Days” (2018), y centrados en la profundización y construcción de canciones, el álbum es una estancia en la que descansa la experimentación y elocuencia. Al mismo tiempo que, la distancia ante los sonidos eléctricos manipulados y la alteración de timbres, demarcan la nueva ruta, que da con un sonido primigenio, en el que confluyen sus búsquedas anteriores. 

El dron y la psicodelia como lenguaje, la electrónica como instrumento y el rock como textura, son los elementos que se encuentran en la casi hora de improvisación, engranajes y secuencias, restituyendo un rito minimalista que celebra el encuentro del sonido en su cosmos.

La escasez como recurso se halla esta vez con distintas miradas que, sumándose a JP, descubren, en Martín Avendaño, Diego Hernández, Diego Silva, Zach, y la colaboración de Francisco Cabala y Tan Vargas, una cofradía de armonías menos vaporosas, pero más rítmicas crudas y contundentes. 

El trabajo basado en cruces rítmicos de guitarra, bajo y batería marcan un peldaño más, tras los conseguido con la Roland JD800 y el sampler SPX404 utilizados en el debut discográfico del grupo, Special Cases”, lanzado el 2014, a través de ETCS y relanzado, en vinilo, este año por Weisskalt, con reseña de Stephen Lawrie, fundador de la banda noise inglesa, The Telescopes. Sin embargo, la estructuración sigue siendo la misma: profundizar en la experimentación del álbum del 2018 y construir nuevas dimensiones: suaves melodías que transforman lo frágil en rebosantes y luminosos sonidos, de mayor diversidad, colores, tejidos y paisajes.  

Si el inicio fue el encuentro lúdico de lo sintético, esta tercera entrega marca la experiencia y sensibilidad inmediata de la improvisación en cauce, desborde y exploración en suspenso de partículas que, entre las cuerdas eléctricas, transitan por el aire dando inicio al suave y reconfortante movimiento. 

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