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Stephan Crasneanscki: “Si existe un momento para estar presente y alerta, ese momento es ahora”

 

Para la tercera edición de Grieta Magazine conversamos con el líder del proyecto francés Soundwalk Collective sobre música, memoria, paisajes sonoros y, por supuesto, futuro. 

Por Laura Estévez

Nos reunimos con Stephan Crasneanscki para conversar del recorrido que ha significado “The Perfect Vision”, trilogía hecha en colaboración con la músico estadounidense Patti Smith y que cuenta, además, con la participación de artistas como Philip Glass, Charlotte Gainsburg y Mulatu Astatke. 

“Peradam”,  el álbum que viene a cerrar el trabajo dedicado a tres poetas franceses, se lanzó hoy 4 de septiembre, excusa perfecta para ahondar en sus pensamientos sobre los tiempos pasados y los que vendrán. 

¿Podrías contarnos un poco más sobre The Perfect Vision, la trilogía de discos que hiciste junto Patti Smith?

La trilogía se basó en la vida de 3 poetas franceses que tenían en común el hecho de haber escapado o huido de Francia, para explorar diferentes culturas y también poder explorar una salida espiritual, mental y/o creativa. 

Los tres poetas fueron a territorios inexplorados, lugares donde, en esos tiempos, nadie iba. Explorar estas diferentes culturas, les permitió liberarse de la restricción y las limitaciones que tenía la escena del arte en Francia en esos tiempos.

Entonces, tenemos estos tres poetas franceses cruzados por una vida corta y dramática, además de que compartían la búsqueda de esta idea de trascendencia. Buscaban acceder a la verdad a cualquier costo. Una verdad a la que sentían que no podían acceder bajo la manera tradicional europea, donde había tanta codificación y límites a lo que solían hacer. Estos estándares no les permitían acceder a lo que buscaban.

El primer álbum (The Peyote Dance) fue sobre Antonin Artaud, un surrealista francés, escritor, poeta y también un gran, único y rabioso personaje que huyó a México, específicamente al norte, en el sur del cañón, no muy lejos de Chihuahua, donde se encontró con la cultura indígena Tarahumara, donde tuvo la oportunidad de experimentar con el peyote y, en medio de experiencias de consumo de éste, escribió algunos de sus textos más radicales. 

También estaba curando su adicción a la heroína, la cual arrastraba desde hace mucho y era un gran peso en su vida. Y fue esta experiencia con el peyote lo que realmente lo puso en un camino diferente, algo completamente distinto a lo que había sido su vida anterior.

Fuimos a todos esos lugares recogiendo registros musicales y sonoros, que una vez en el estudio, recreamos en una composición musical basada en el paisaje sonoro que realmente abrazó la idea de memoria y paisaje. El disco se basa en que los paisajes tienen memoria, que en él hay recuerdos dormidos de personas que vivieron, caminaron y experimentaron sus vidas ahí. 

El segundo disco (Mummer Love) fue sobre Arthur Rimbaud. Él fue a un lugar llamado Harar, en lo que solía llamarse Abisinia en África occidental, que hoy en día se llama Etiopía, en la frontera con Somalia. Harar, que es una ciudad sagrada del sufismo en África, es donde Rimbaud conoce la cultura del sufismo y la práctica del canto y el trance, la fuerza del canto y la repetición de las estructuras comunes de la práctica sufí.

Otra vez, viajamos hasta los lugares que Rimbaud recorrió, grabando todos los sonidos bajo la práctica de repetición. Grabamos una y otra vez las hordas de sonido que recogimos a lo largo de la carretera de Somalia y de la costa del Mar Rojo. Y compusimos la música para Patty además de Philip Glass y Mulatu Astatke (colaboradores en el disco también), para que todos se unieran en este álbum recordando los días de Rimbaud en África. 

Y el último disco (Peradam), que se lanza justamente estos días, es el más espiritual y se ocupa mucho de la idea del duelo y la muerte. Trata sobre el viaje que René Daumal nunca alcanzó a completar ya que murió antes, en la India, lugar por el que sentía una enorme pasión. Y fue ahí donde se hizo más conocido, al dejar una obra inconclusa, muy enigmática, espiritual y también mística, llamada Mount Analogue: a Novel of Symbolically Authentic Non-Euclidean Adventures, libro que fue la principal inspiración para el tercer álbum. 

Así, de nuevo, viajamos por India a lo largo del río Ganges en Varanasi, ciudad de muerte y renacimiento, y a lo largo del Himalaya, buscando la huella de la montaña Kailash, que es una de las montañas más sagradas del Himalaya, recogiendo toda la energía de ésta para poder llevarla al estudio para que Patti pudiera nuevamente canalizar las palabras hacia el paisaje sonoro de la India. 

Mi trabajo fue ir a todos estos lugares y despertar el sonido de estos sueños, despertar a los espíritus y tratar de canalizar el paisaje sonoro. Paisajes que tenían los mismos sonidos hace cien años que los que escuché yo. Sonidos que van desde el viento hasta las rocas, las pisadas y cualquier cosa que reconozca nuestra presencia humana. Y a través de esa recolección de sonidos, que luego pude recomponer y grabar en el estudio una pieza para Patti, las cuales finalizamos en Nueva York y Paris, logramos seguir las huellas de estos poetas. 

Hay mucho en común con el registro sonoro del cine de Andrei Tarkovski, esta idea de “pescar” sonidos: pisadas, las manos sobre el pasto, el agua sobre las algas… ¿Es algo que buscas con Soundwalk Collective? ¿Crear música a partir de la naturaleza y los paisajes?

Es exactamente eso, el sonido de la naturaleza como música, y es gracioso que me hables del cine de Tarkovski porque justamente el último viaje al que fui antes de la pandemia fue a Rusia, específicamente al Monasterio Andronikov donde Andrei Rublev murió.

Y curiosamente, también estoy en conversaciones con el hijo de Andrei Tarkovski para eventualmente usar el registro sonoro del rodaje de la película Mirror (El Espejo, 1975) para componer una pieza de la misma manera en que lo hice con la obra de Jean Luc Godard

Hay algo de Tarkovski en esto de “pescar” sonidos que he hecho durante toda mi vida. La idea de coleccionar sonidos me gusta porque en este acto hay mucha quietud y paciencia, mucha espera para que el sonido llegue a ti. Hay algo de manifestación en esto, cómo uno es capaz de manifestar un sonido hasta que éste llegue a ti y así, posteriormente, puedas crear una pieza musical en el estudio. 

La verdad, es que nunca voy a los lugares con una idea tan clara de lo que voy a grabar, sólo sé que estoy buscando a alguien que ha muerto. Voy tras algún rastro, algunos recuerdos de sonidos dormidos. Y voy determinado a ser constante al mismo tiempo en que busco coincidencias, es decir, poner atención a los sonidos que me rodean, permitiendo a éstos manifestarse. Es la única manera en que puedo regresar de un viaje con un tipo de sonido completamente diferente al que podría haber imaginado de cierto lugar. Incluso, muchas veces regreso de un viaje sin nada. No me llegó nada ni pasó nada. Y tuve que volver. Los sonidos son accidentes, pueden ser una lluvia torrencial o una tormenta o lo que sea, simplemente viene y está claro que esto es para mí, esta canción es para mí. Entonces, sí, lo de “pesca” es una buena expresión.

¿Cómo te relacionas con la nada? Lo pregunto pensando en estos viajes en que regresas sin sonidos, ¿cuál es tu relación con el silencio?

Ya sabes, hay mucha nada en la vida de uno y en el mundo en el que vivimos.

Hay una nada de caos ahí fuera. Quien haya intentado trascender nuestro espacio dimensional ha notado que las reglas de otra realidad en el espacio son el caos. Y, ya sabes, para funcionar, construimos una enorme cantidad de estructuras y marcos para crear una especie de sentido. Pero en esas estructuras de información es la nada lo que realmente está alimentando esta mecánica cósmica y universal en la que estamos viviendo. 

Y si bajamos esto al silencio, bueno, el silencio no existe. 

Silencio es solo la palabra que ponemos para los sonidos que no fueron creados por humanos. Por ejemplo, si estás en el desierto dices “oh, dios mío, cuánto silencio hay acá”, pero no, en realidad este sonido del desierto es tan fuerte como cualquiera de los sonidos que nos son audibles. Si prestas atención al micro sonido del viento que viaja a través del mar para convertirse en un sonido lejano, te darás cuenta que la realidad es que no tenemos mucho acceso a la infinidad de capas de sonido que existen en esta realidad. Es un tema de percepción.

Muy a menudo, cuando viajo hago grabaciones nocturnas. Cuando me voy a dormir, pongo micrófonos en el techo porque ese es el momento en que volvemos a estar en silencio y nos desvanecemos de la realidad diurna. Cuando me despierto por la mañana y escucho la grabación de la noche, hay tantos sonidos que han sucedido mientras dormía que es realmente fascinante lo que puedo descubrir sonoramente.

En la música de Soundwalk Collective, la presencia del spoken words es muy fuerte, ¿cuál es la relación que tienes con la palabra hablada, la literatura y la poesía?

Vivimos en un mundo de palabras. Las palabras son nuestra forma de expresar la realidad, generalmente estamos usando palabras para describir un sentimiento o una emoción, mediante las cuales hacemos asociaciones. Por supuesto, hay muchas limitaciones, entonces, podemos encontrar muchas sombras en las palabras. También hay palabras que no se han dicho o no se pueden decir, viven a la sombra de otras palabras. Crecí muy cercano a la literatura y la poesía, siempre he sido un ávido lector. Me encanta grabar voces a menudo por lo que dijeron, pero también por lo que no dijeron. O sólo por su tonalidad o resonancia, la voz es un instrumento. Y cuando tienes la oportunidad de trabajar con alguien como Patti, que tiene la habilidad para trascender la palabra y su significado y convertirlo en un acorde, es algo inevitable de hacer. 

Siempre hay un misterio en cualquier intento de describir una realidad. La realidad es un estado de constante parpadeo, no existe en su forma absoluta, hay múltiples realidades.  Creo que esta idea de transmisión es lo que nos define como especie.

Para mí, grabar voces, ya sea de lejos o de cerca o que a menudo están enterradas por el sonido o sean testigos silenciosos de algo que se ha dicho quizás hace mil años, es de alguna manera el intento por reformular nuestra existencia.

Siguiendo con esta idea del silencio y la nada, además de esta búsqueda por crear música a partir de los sonidos del universo, ¿puedes contarnos un poco más sobre tu obra We are not alone

We Are Not Alone son piezas sonoras que básicamente tienen que ver con la posibilidad de realidad del ser humano en el espacio y también, una comprensión clara de que ciertamente no venimos de la Tierra, somos un polvo que proviene de otra galaxia o de otro cosmos que ha aterrizado en el agua como a partir de la explosión del Big Bang y que ciertamente tenemos nuestra fuente en la existencia extraterrestre. Por supuesto, nos hemos desarrollado, como cualquier otra especie, a través del proceso de evolución en la Tierra, pero nuestras moléculas centrales genéticas provienen de otro planeta. 

Entonces, la pieza que hicimos en el Louvre de Abu Dhabi, fue sobre la pregunta de qué es ser humano, que al mismo tiempo es una pregunta sobre qué es la IA, básicamente hacia dónde vamos. Lo que estamos presenciando ahora es la visión única de la mutación progresiva del homosapiens en una inteligencia artificial más articulada del futuro, que ciertamente pareciera ser que miramos hacia el universo para, supongo, dejar este planeta eventualmente. Y esta fue una pieza que trataba sobre esta idea de que en realidad somos todos Ulises: sentimos este anhelo por el hogar y que quizás el hogar no sea la Tierra. 

¿Crees en la vida después de la muerte? ¿Es el futuro esta idea de renacimiento?

Creo que todo es nacer y morir, nacer y morir. Es esta presencia y realidades infinitas en las que vivimos como especie. Todos y cada uno de nosotros, todas las especies, incluso las piedras. Todos vienen y viven constantemente. Creo que no hay diferencia para nosotros. Estamos despiertos y nos ponemos a dormir y luego todos nos despertamos nuevamente y nos volvemos a dormir. Sólo que no somos capaces de recordar todas esas vidas pasadas y toda esa existencia pasada como especie. Hemos nacido y muerto millones de veces, y somos como cualquier otra especie, yendo y viniendo en un flujo interminable de vida. 

Así que no creo que realmente haya un final y un comienzo, más bien es sólo una repetición, un loop infinito.

Sí, pero es una especie de final pensar que olvidamos, ya sabes, no tener memoria. Si al morir olvidamos nuestra vida pasada, luego renacemos con un reset mental. Con esa idea, ¿preferirías la inmortalidad -entendida como la capacidad de no olvidar- o prefieres esta idea de renacer, morir, renacer y así sucesivamente?

Creo que lo único que muere y olvida, es el ego. Lo que muere es el ego. Porque el recuerdo es lo que llamamos deja vu, es algo que ya hemos experimentado. Es una vibración constante. Es algo a lo que siempre puedes acceder. Siempre ha estado ahí. Todo ha estado ahí antes y después de que desaparecieras. Ya sabes, cuando ves las cuevas de Lascaux y ves una pintura de esos caballos, la representación es la misma, en el fondo, como la que haría cualquier pintor de hoy. Nada ha cambiado. Seguimos haciendo, seguimos expresando, seguimos representando la realidad como siempre ha sido. Y esto es algo constante en los humanos. Entonces, lo único que se va cada vez que morimos, en cierto sentido, es el yo, que vuelve en otro después. Es como si fuera un reflejo. 

No tenemos que preocuparnos demasiado por esto porque en realidad la capacidad de olvidar es lo que nos hace mortales. Es una maldición no poder morir. Por esto mismo es que Dios, el la cultura griega, estaba tan celoso de los humanos: los humanos somos capaces de sentir, porque nos morimos. Para poder sentir, tenemos que saber que tenemos un final. 

Hablando de finales, ¿cómo has vivido los tiempos actuales? 

Bueno, para personas como yo, Patti y todas aquellas que viven su vida como gitanos, que son viajeros, que entienden la vida a través de múltiples paisajes y viajan por el mundo, este tipo de situación actual es bastante difícil. 

Se requiere estar realmente conectado a la tierra y, si bien ha sido un hermoso descubrimiento este valor en la repetición rutinaria, de estar conectado a alguna parte, este mundo que se cierra tan brutalmente y tan rápido es bastante aterrador porque, por supuesto, se está utilizando para tener un mejor control del tráfico, tener un mejor control del ser humano, del qué, cómo y dónde nos movemos.

Y de repente todo este mundo que estábamos experimentando desde la Segunda Guerra Mundial, donde básicamente se eliminaron las fronteras, al menos en Europa, y podías viajar y experimentar tantas partes diferentes del mundo, es ahora un viejo sueño y no parece muy claro cómo y cuándo se reanudará una normalidad, si alguna vez se reanuda a un espacio abierto, de fronteras abiertas. 

Para mí, las fronteras son siempre una abstracción de cómo y quién decide esta frontera, este río, esta montaña. Separamos un pueblo de otro y nos llamamos a nosotros mismos un país, una cultura cuando en realidad todos somos humanos. Ni los animales, ni pájaros, ni ninguna otra especie en este planeta entiende el concepto de frontera, ni siquiera piensan en la frontera, sólo los humanos. De pronto, en vez de un río, tenemos una pared. 

¿Qué es lo que crees que va a cambiar en el futuro? ¿Cómo crees que la música dialogará con esta crisis?

Sobre todo, la vigilancia. Ésta es tan, pero tan vasta en estos tiempos de plataformas digitales y redes sociales. El uso de éstas ha abierto nuestras vidas y ha dejado nuestra información a libre disposición como nunca antes lo hubiéramos imaginado. En el sistema totalitario más salvaje de la Unión Soviética, este habría sido el sueño. En realidad, este es el sueño de cualquier sistema autoritario. 

Estamos regalando nuestra vida gratis sólo para tener unos segundos de fama o simplemente calzar en ese tipo de existencia o lo que sea en lo que hemos creado, básicamente, lo que significa existir en una red social. Nos hemos metido en una vida de estructuras que, por supuesto, permiten que el gobierno nos vigile y puedan controlar la obediencia a los demás. Entonces, la pregunta más bien sería ¿cuál es la compensación y por qué estamos cambiando nuestra vida privada por lo que creemos que es exposición o lo que creemos es compartir con un amigo en una plataforma social? 

Esta pandemia añade una vigilancia extra como nunca antes se había visto porque ahora todos somos potencialmente ecoterroristas. Todos portamos un virus que puede ser una amenaza para la sociedad. Entonces, ya sabes, creo que como artistas deberíamos estar muy preocupados por el curso de los eventos y por lo que está sucediendo en el mundo. El covid19 es sólo un virus que estamos viviendo y que, con suerte, desaparecerá en los próximos años. Pero van a aparecer otros virus o cualquiera de sus otras versiones. Y lo que estamos perdiendo progresivamente es la capacidad de comprender a dónde va nuestra información. Cómo se usa y para qué se usa, y creo que esa es la cuestión importante que debemos pensar. 

Respecto a la música en particular, es una pregunta difícil porque hay tanta música, hay tantos sonidos en el mundo, tantos procesos creativos sucediendo en una mente colectiva consciente -o inconsciente-. Creo que estamos viviendo un momento de incertidumbre y poca claridad sobre hacia dónde nos dirigimos. Y esa es la razón por la que debemos estar tan atentos, tan alertas: para prestar atención al cambio. Los cambios profundos de la sociedad en la que vivimos harán que el mundo que nos dio a luz sea, creo, bastante diferente del mundo del cual nos iremos. 

Este es un momento para prestar atención. Si existe un momento para estar presente y alerta, ese momento es ahora.

¿Y cómo ves el desarrollo de la IA? ¿Te parece algo positivo o eres más sospechoso respecto hacia dónde podría llevarnos este desarrollo tecnológico?

Bueno, muchas personas tienden a ser muy dramáticas sobre la inteligencia artificial, pero, ¿por qué no vemos cómo nosotros hemos sido una masa de destrucción y el enorme desastre que le hemos causado a este planeta? 

Uno podría imaginar que cualquier forma de inteligencia superior, haría un trabajo mucho mejor para administrar este mundo. Entonces  no veo esto como algo negativo. Creo que tal vez, como humanos, simplemente no somos capaces de crear armonía y equilibrio en este planeta. Pareciera que solo quitamos, violamos y codiciamos. Como si esa fuera la única gramática que usamos con este planeta. Entonces, puede que la IA llegue para mejorar la manera en cómo consumimos las cosas, tal vez lo harían mejor que nosotros. Sabes, creo que la pregunta aquí es, en cierto modo, cómo estamos creando la IA ¿Por qué crees que estamos dando a luz a este tipo de inteligencia? Es un proceso tan inconsciente por el bien de nuestra propia supervivencia, porque no creo que nuestra especie pueda sobrevivir mucho más tiempo al ritmo que nosotros estamos haciendo las cosas. No será sostenible. No creo que podamos vivir otros mil años así. Así que poco a poco y con cautela creamos un cerebro, un cerebro que será más racional, más práctico y más adaptado también al nuevo desafío que tenemos frente a nosotros.

Y respecto a la música, para ser honesto, todavía no he escuchado una gran obra de arte. Creo que cuando se trata de arte, la IA, es un poco como, ya sabes, un callejón sin salida. 

¿Es el arte lo que buscamos reemplazar con IA? ¿buscamos sentimientos o emociones más eficaces? ¿o seguimos buscando el misterio de la vida? 

Para cerrar, ¿qué es lo que la música de hoy está adivinando del mañana? ¿Cómo crees que la música actual está decodificando los tiempos por venir?

La música siempre es un reflejo del tiempo que vivimos. Por supuesto, entre todos los artistas, hay visionarios, artistas que ya están escuchando el sonido del mañana o al menos abren posibilidades para que otros artistas experimenten en generaciones posteriores.

Lo que todos, como artistas, hacemos es presentar una propuesta a la sociedad para poder elegir. Y luego, por alguna razón u otra, algunos trabajos tienen más impacto o revelan más sobre la sociedad futura en la que viviremos. 

Así que no sé si hay realmente un intento del artista para hacer algo diferente o si simplemente tienen en sí algo atemporal a lo que quizás una generación de artistas futuros pueda referirse. 

Me gusta mucho la idea de llegar a algún tipo de paisaje sonoro atemporal donde, como decía antes, esa grabación se puede haber escuchado hace 100 años o que futuros humanos escuchen en cien años más, nuevamente, de la misma manera. La composición no está encerrada en el tiempo y el espacio, sino en una zona que no tiene límites con el tiempo. 

El futuro es sólo una proyección de nuestra mente. 

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