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g01p: coro de un estallido general

<3, última producción de AtomTM, es ambigüedades y conciencias. El video de “g01p” es la única pieza audiovisual que acompaña al disco, hasta la fecha: es una investigación de temores, violencias y representaciones alejada de los filtros de los medios tradicionales de comunicación.

Por Claudio Cifuentes Lobo

–¿De dónde eres? –le preguntó el conductor del Uber esperando la misma conversación. 

Uwe Schmidt no le respondió que es ella persona detrás de proyectos como Señor Coconut, Atom Heart o AtomTM, ni que ha colaborado con otros como Haruomi Hosono, Ryiuichi Sakamoto, Depeche Mode, Alva Noto o Towa Tei. Solo le dijo que un alemán que vive en Chile hace casi 20 años, y le preguntó lo mismo a él. 

–Venezolano, desde hace 3 meses en Chile. Pero es complicado Santiago, es muy caro…

Schmidt se tomó un silencio y le respondió:

–Mira, mi sensación es que algo tiene que pasar. Algo va a pasar.

–Ya, pero ¿qué?

–No sé, pero esto no puede seguir así. Es una locura. Yo vivo acá hace 20 años. La gente gana lo mismo que hace 20 años y todo vale el doble. Es obvio que no puede seguir así. 

–Ya, pero señor… Eso no puede ser. Yo creo que no… Ojalá que no. 

–Ojalá que no –recuerda que le dijo– pero yo siento que sí.

A días del primer aniversario del 18-O –con un policía en prisión preventiva por homicidio frustrado y seis en investigados por encubrir el brutal “empujón”- el video de “g01p” recuerda ese algo que se encendió: lumazos, patadas, piedras, fuego y sangre del estallido social.

Las secuencias del primer video de “<3”, a cargo de DJ Fracaso, son el grito de un colapso sistémico, según Schmidt, porque el algoritmo que ha dejado de funcionar, 

To be King

“Siempre traté de entender lo que es una idea, un set de valores culturales, una cultura o una sociedad como algo algorítmico. El set inicial, la idea, puede ser muy simple. En algún momento el ser humano se decide por algo y le da play. La idea ingresa a la lógica del sistema implementado, que se puede ver como un algoritmo porque es muy como if then, if then, if then… Y empieza a correr el algoritmo. Todo tiene que ser coherente dentro del sistema implementado”, dice Schmidt. 

El problema, sin embargo, es cuando el algoritmo –el sistema financiero, el catolicismo, esa película que funciona como  la verdad–  deja de correr y un glitch devela la “realidad”: patadas, piedras, fuego, sangre, escudos, humo negro a cascadas, saqueos, militares y ojos que no verán.  

En 1991 fue por Rodney King. Al taxista estadounidense lo electrocutaron y le pegaron entre 53 y 56 lumazos, según la misma policía, mientras él, en el suelo y desarmado, nunca se resistió. 

Lo detuvieron después de una persecución policial. Estaba en libertad condicional y conducía borracho por las calles de Los Ángeles, Estados Unidos. Un civil grabó el momento justo en que lo detuvieron y golpearon: el video mostró las heridas y cicatrices de un país construido sobre injusticias raciales, y un poco más.  Un año después, en 1992, un tribunal de justicio de la ciudad declaró no culpables a los cuatro policías blancos que abatían a King. Horas después el caos se destaó: le siguienron seis días de “violencia” que dejó 63 muertos y miles de heridos damnificados, en lo que se conoció como los L.A. Riots.

“Los L.A. Riots –como se bautizó el episodio– fue la primera vez que vimos algo así en filmaciones. Era una situación que siempre imaginé como ciencia ficción… Fue una sorpresa para los EEUU. Realmente la comunidad afroamericana explotó. Había gente yendo a las calles con armas y matando gente, saqueando, quemando autos, tiendas, etc. Pero fue solamente la comunidad negra la que se manifestó. Fue una parte muy grande de los EEUU, pero muy excluidos. Tenía una justificación social, ética y valórica muy simple, pero no había ningún peligro sistémico, realmente”.

Frente a un sistema de instituciones políticas, económicas, educativas, judiciales, policíacas, comunicacionales y culturales corruptas, la violencia no es la única opción, pero sí una alternativa que funciona como catalizador:

“Encuentro insólito a esa gente que habla de que la violencia no es un método, porque no han entendido de lo que se trata. A mí también me gustaría un mundo cívico en que todos se sientan en la mesa, pero ese claramente no es el mundo. Nadie tiene confianza ni cree en estas instituciones. Entonces, ¿de qué estás hablando? Si el 99% no tiene nada que decir, ¿cómo puedes hablar de un discurso cívico si no existe un discurso cívico, ni un contrato social verdadero?  Al mismo tiempo, nadie sabe cómo o con qué repararlas o reemplazarlas. Se ha acabado el “Game A” y hay que inventar un “Game B”. Cuando realmente está fallando todo, ¿cuáles son las opciones?”.

g01p

Las imágenes que componen “g01p” no son las que frecuentaban el matinal, el noticiero  de TVN, CNN, Canal 13, Megavisión, y/o Chilevisión. No son imágenes rescatadas de esas instituciones/corporaciones que Schmidt clasifica como “legacy media”. No están presentadas por reporteros, presentadores, una línea editorial ni un corte comercial. Son registros rescatados del éter que despliegan las redes sociales, paralelo a la realidad de los medios de comunicación: crudeza y frenesí a través de un lente celular, sin filtros ni condición.  La pieza es una postal visceral de ese Chile que despertó. Son cuatro minutos frenéticos de esa violencia “real” del estallido social compuestos sobre el único track instrumental de “<3”. Para la investigación, Schmidt utilizó temores, seducciones, ficciones y otros episodios de ciencia ficción que define como los “mantras de tortura” que repitió durante la producción.

¿En qué crees que ha cambiado la situación?

Yo diría que los L.A Riots fueron representados de manera realista por parte de los legacy media. Ahí se filmó todo tal cual como sucedió. En ese momento no había interacción política. No estaba metido el Estado. No estaba metida la CIA, la NSA ni nadie haciendo su manipulación. Era real y era “malo”, y así se filmó, tal cual como sucedió”. Pero ahora estamos en otra etapa. 

El control sobre los medios clásicos y su función es más estricta, más definida, en el sentido de para quiénes son y para quiénes no son. Con la pura palabra fake news, que exista la palabra fake news y que Trump esté hablando de fake news, significa que hay un quiebre muy profundo de realidad en la sociedad. En los 90’s nadie pensó que CNN estaba mintiendo. Hablar de mentiras hubiera sido muy conspiracy: “¡Sácate tu tin foil hat!”. Pero hoy en día no es así. Las personas tienen incorporada la falsedad de los medios. Todavía una parte de la sociedad no cree, realmente, que todo lo que ven en la tele es falso, pero otra parte de la sociedad sí”.

Cuando Baudrillard habló de esos temas en los 80’, uno podía entender la simulación. Había una realidad que tuvo que haber existido en algún lado allá afuera, una representación  y de ahí una representación de la representación. Fin. Nada más. Pero hoy día estamos en una generación que crea meta capas de simulaciones encima de simulaciones en tiempo real, en el mismo instante. Cualquier humano que quiere hacer sentido de lo que está sucediendo está inmediatamente metido en un ruido blanco indistinguible. Ya no hay ninguna realidad ahí.

“Siempre me acuerdo de ese venezolano que vino a Chile… y después quedó la cagá. Fue una disociación tan extrema entre lo que uno veía en la calle, en un tweet, y lo que la prensa clásica te hablaba que era como estar en otro planeta alien…Era tanta la disociación que para mucha gente fue un colapso muy concreto de la realidad. 

Yo pensaba que en algún momento algo tenía que pasar, pero no veo el cambio, honestamente. Estamos en una etapa que no tiene nada que ver con política. Es completamente transpolítico”.

Y ríe, incrédulo y asombrado, por la frecuencia de la reverberación.

Ve el video aquí:

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