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Felipe Cussen: Fragmentos de un extraño mundo

Poeta experimental, académico, frecuente colaborador en medios de comunicación y músico, con una mirada particular, extraña e incómoda. En esta edición de Grieta, nos reunimos con uno de los integrantes de The Keith Harings para conversar sobre música y revueltas.

Por Sebastián Herrera

La música, para Felipe Cussen, tiene relación, no solo con lo estrictamente musical, sino también exige que se evalúen distintas capas que entregan nuevas profundidades al discurso sonoro. La biografía, el punto de vista y las formas de relación, no solo en lo que se refiere a la industria, sino a los modos de vida que implica el ejercicio de hacer música y cómo estos se cruzan para dar forma a esa entidad que llamamos “artista” o a ese objeto que llamamos “obra artística”.

Bajo esta concepción y códigos hablamos con Felipe, uno de los integrantes del proyecto The Keith Harings, conjunto conformado, además de él, por los productores Richi Tunacola y Ud. No!, y con quienes lanzó, este año, bajo el sello Apapáchame, un disco de siete horas, un trabajo inconmensurable en estos tiempos de ardua, múltiple, diversa y rápida producción musical. En esa inabarcabilidad crea un gesto, una especie de arte poética o manifiesto estético y político, que permite, sin subtítulos ni traducción, entender el lugar de procedencia y estancia del proyecto.

A poco más de un año del Estallido Social, tiempo donde se puso en pugna diversos modos de vida de diferentes campos sociales, Latency Sessions llegó como un álbum que se presenta como una respuesta y síntoma de ese malestar que diagnosticó la ciudadanía; rompiendo –o estallando- los esquemas que la industria exige, que el consumidor acostumbra y del que el arte hace lectura.

En este álbum el punto de vista musical está, precisamente, en esas zonas incómodas, donde la escucha necesita desaprender lo que el mercado ha instalado como parámetros audibles. Un disco performático que irrumpe, en su desarrolló, en esas horas que implican deshacer el curso del tiempo, la faena, la producción y laboriosidad de la vida, para entregarse al placer y ocio de lo estrictamente sonoro.

En el caso de Cussen, la performatividad de la entrega no es extraña, su trabajo se ha cimentado principalmente en un desajuste permanente de los espacios que habita: la academia, a través de la dirección del Magíster en Arte, Pensamiento y Cultura Latinoamericanos de IDEA-USACH; los medios, en periódicas entregas en las que mezcla el género periodístico, con la poesía, el meme y la cultura pop; la literatura, con su trabajo experimental; y, por supuesto, la música, con proyectos como Orquesta de Poetas y The Keith Harings.

Una reflexión sobre el momento de Chile, cruzado por algunas de sus cartas, y su mirada sobre la música creada entre revueltas y cuarentenas, es el paisaje que recorremos en este artículo, parte del especial, sobre el Estallido Social, de Grieta Mag.

Señor Director:

En 2010, Sebastián Piñera declaró: “en 20 días hemos avanzado más que otros en 20 años”. Ahora acaba de superar su propio récord: en menos de una semana, ha retrocedido más de 30 años.

22 de octubre de 2019.

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Cuando todo comenzó, se me puso muy en cuestión mi discurso pacifista, porque si no hubiese irrumpido todo esto, no sé qué habría pasado.

Señor director:

A quien corresponda:

renuncia / dimite / abdica / retírate / cabréate / abúrrete / latéate / sosiégate / espabila / atina/ da un paso al costado / salta pal lao / tira la esponja / deja de joder / deja de fregar la pita / deja de vender la pomada / échate al pollo / pégate el alcachofazo / pégate la escurría / para de dar la lata.

26 de octubre de 2019.

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Viví el estallido diferido. Estábamos con Marcela (Labraña), en Francia cuando comenzó todo esto, en un congreso sobre literatura chilena. Estábamos con otros escritores cuando llegó la revuelta encima. Es raro vivirlo afuera, pasamos por diferentes sensaciones, que iban de la ansiedad a la angustia. Fue muy intenso. Acabo de cumplir 46 años, para cualquier persona de mi generación, saber que el 19 de octubre hubo estado de sitio, con tanques en las calles, es difícil.

Señor Director:

Sebastián Piñera lidera un gobierno que ha violado gravemente los derechos humanos. José Piñera nos legó un sistema de pensiones ineficiente e injusto. Nos hubiera ido harto mejor con Miguel.

24 de diciembre de 2019.

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Ya llevaba un tiempo escribiendo cartas, que ha sido mi forma de expresarme en el último periodo. Vengo de una familia cuica, de un entorno cuico, no reniego de eso, tengo que asumir de dónde vengo todas las veces que dé mi opinión. Entonces, ocupo lugares como La Segunda, que es un medio totalmente de derecha y con una línea editorial que no me representa en lo absoluto, pero que por una extraña razón es el espacio donde publican estas cartas. Entonces, este es uno de los lugares donde puedo actuar y tratar de mover las cosas. Se convirtió en una compulsión, al punto, que ya pienso en ese formato. Así como hay personas que piensan en haikus o sonetos, yo lo he hecho en cartas.

Señor director:

Durante décadas, los políticos de derecha, los empresarios y la Iglesia, se opusieron a numerosas iniciativas progresistas argumentando que “el país no estaba preparado”. El 18 de octubre descubrimos que en realidad eran ellos los que no estaban preparados para nuestro país.

8 de enero de 2020.

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Cuando existe una transacción de un objeto, hay depositados en este objeto muchas expectativas, mensajes aledaños. Cuando digo, por ejemplo, escogí esto, porque me recuerda un episodio que vivimos juntos, todo eso se suma a este objeto. Me ha pasado que esta idea de decir yo, en este momento, estoy sufriendo todo el dolor de la patria y por eso quiero hacer este poema, se siente y ve como un tipo de búsqueda victimista.

Señor Director

Desde hace varios meses, los vecinos de Plaza Dignidad, al igual que en otras comunas del país, hemos sido víctimas de un peligroso virus que ataca nuestras vías respiratorias. El gobierno no ha hecho nada para evitarlo; por el contrario, ha sido el responsable de esparcir la enfermedad, a través del uso indiscriminado de gases altamente tóxicos que afectan tanto a transeúntes como residentes, muchos de ellos niños, ancianos y también mascotas. Más aún, las autoridades se han negado a informar sobre los contenidos de estos gases, lo que dificulta la posibilidad de encontrar una solución. Por ahora sólo nos queda protegernos con pañuelos y mascarillas, y salir una vez más a las calles a reclamar el derecho de respirar en paz.

12 de marzo de 2020

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Siempre he tenido la impresión que el arte ayuda muy poco al avance de las causas políticas, las puede acompañar, pero solo eso, porque sabemos que ese gesto no es suficiente. No hay que desconocer algunos hitos artísticos que le han dado un impulso a la revuelta, eso sin duda, pero esta no es una revolución de los artistas, sino de los cabros que saltaron el torniquete, del feminismo, del movimiento No + AFP, del pueblo Mapuche, etc.

Señor Director

Se van de paseo a la playa. Hacen fiestas durante el toque de queda. Obligan a sus empleados a trabajar. No cumplen con la cuarentena. Así se comportan los antisociales.

30 de marzo de 2020

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Creo que han ocurrido cosas muy interesantes en términos musicales, como recoger canciones antiguas y darle un nuevo efecto, como “El derecho a vivir en paz”, de Víctor Jara con los Blops, o “El baile de los que sobran”, de Los Prisioneros. “Pateando piedras” es una canción que tiene harta secuencia y samples, sin ir más lejos, el perro que abre es uno de los primeros ejemplos importantes de sampling en la música chilena. Muchas veces pensamos en ellos como un grupo de rock, pero desde su segundo disco en adelante es más electrónico que rock, más allá de su puesta en escena que, evidentemente, es una parada rockera.

Señor Director:

“El mercado es cruel”, dijo Patricio Aylwin. Se quedó corto.

19 de marzo de 2020

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Es muy entretenido también lo que pasa con “El derecho a vivir en paz”,que se hizo popular solo por un verso, porque quizás no muchos han reparado de qué va esta canción, que tiene relación con la guerra de Vietnam, nadie sabe muy bien quién es Ho Chi Minh, personalmente, no sé si me dan muchas ganas de cantarle a él, y no me siento, quizás, tan representado por el contexto que retrata esta canción, pero no quita que sea interesante en términos de historia y de lo que significó en la música chilena, porque fue una canción bien repudiada, sobre todo, por la reunión que protagonizó este tema: que Víctor Jara tocara con unos hippies de guitarra eléctrica, parecía bien extraño y generaba, en ese tiempo, bastantes anticuerpos. Lo que habla de la intolerancia de la izquierda, o de una que tiene una mirada muy torpe, básica y machista de la música. Sin embargo, la experiencia de escuchar el cover me mató, me dejó muy mal. Fue una suerte de Teletón. Cualquier canción hecha por una causa es difícil que genere algo bueno, es más probable que se estropee producto de esta buena intención. Es complejo el ejercicio de cambiar los sentidos originales. Sobre todo, aquí y con este tema en particular, que fue creado, originalmente, para la guerra de Vietnam, y con un fin muy específico. Sin embargo, inexplicablemente acá comenzó a funcionar de una forma totalmente distinta, obviando estos antecedentes y apreciándola como si hubiese sido escrita para este nuevo momento. Por eso me parece tan burda la adaptación, porque la canción ya funciona sin necesidad de que se hiciera más evidente el mensaje. Los procesos de apropiación son interesantes por sí mismos, no es necesario dirigirlos. Me parece pobre la idea de hacerlo y así ocurrió en este caso. Este tipo de procesos son espontáneos, el azar le entrega un nuevo sentido, que llega naturalmente a otros, no hay necesidad de guiar tanto.

Señor Director

En 1990 Jaime Guzmán manifestaba su alegría tras la caída del Muro de Berlín: “Yo no pensé nunca que íbamos a ver nosotros, en nuestra vida, el desplome del comunismo y el imperio soviético”, y agregaba que lo que más le impactaba “es la velocidad con que va este proceso”. Yo tampoco pensé que veríamos el desplome del sistema político diseñado por Guzmán desde la dictadura, pero manifiesto igualmente mi alegría.

20 de enero de 2020.

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Muchas veces se piensa en la electrónica como en algo cuico, muy pro capitalismo, en una visión sesgada, donde creen que esta música existe solo en esas fiestas donde todos van de blanco a bailar, mientras toman agua mineral, energéticas, y posan para las páginas sociales. La gente de la electrónica, como Claudio Pérez, Richi Tunacola, o Pueblo Nuevo, tienen en la cabeza grupos con una parada distinta, con una mirada muy atractiva, porque ocupan elementos del capitalismo y la tecnología para darle la vuelta, para trabajarlos de forma más compleja, para jugar con ellos o reírse de ellos. Para mí Kraftwerk es un grupo muy humorístico, muy en la línea de Les Luthiers, pero en electrónica, ya que tienen esa dimensión irónica que me parece interesante. Otro gran elemento es que, en general, hay muy poca presencia de la voz, es poco el espacio más explícito para un mensaje, o un texto, las maneras que hay en la electrónica son más oblicuas, con samplers de voces diciendo algo, citas, o como lo que ocurrió con el último disco de Francisco Pinto, que me gustó mucho, donde lo explícitamente político es bien sutil, solo se puede ver en los títulos. Eso es todo un mérito, una música que se puede escuchar en 20 años más.

Señor Director:

En 1980, Don Francisco entrevistó en Noche de Gigantes a Sebastián Piñera, y le preguntó por el “milagro económico” de esos años. Piñera respondió: “Yo creo que, dadas las características del país, que tiene una economía pequeña, la aplicación de un modelo de economía de mercado, descentralizada, donde el grueso de la iniciativa se deja al sector privado, y en que el Estado no juega ese rol entorpecedor (…) es acertada para un país como el nuestro”. Hay que celebrar su constancia, porque cuatro décadas después sigue pensando lo mismo.

24 de marzo de 2020.

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Tengo una crítica a la crítica musical. Creo que ésta última es una crítica basada en el contenido, en las letras, en los títulos o gestos y no en lo que ocurre musicalmente. Ahí creo que hay un espacio más amplio y complejo que tiene que ver con las relaciones entre texto, sonido, estética, incluso con su forma de verse y mostrarse. Un artista hoy se concibe de manera más amplia, es un sujeto que hace y publica discos, pero que también interactúa con un público. Entre esas mezclas de variables amplias, un crítico se debe hacer cargo de ellas, evitar la trampa de quedarse solo en el texto, es muy fácil quedarse con él de forma directa, perdiendo una cantidad de matices súper complejos. Eso ha pasado con “El derecho de vivir en paz”: nos hemos quedado en un verso. Si bien es muy simbólico y potente, pero si entramos en la profundidad de la canción podemos descubrir otras cosas, como que habla de una cuestión política que era muy improbable en los 70, que alguien como Jara, por ejemplo, tocará con unos cuicos hippies como los Blops, lo que le da otra dimensión. Lo que habla de lo básico del periodismo musical, con algunas notables excepciones, por su puesto, como Marisol García, que he tenido la fortuna de poder conocer y conversar. Sin embargo, en general, hay algo bien estereotipado, con mucha preocupación por la industria, por cuidar la actitud rockera de la música, donde todo es muy obvio y evidente. Entonces, cuando este tipo de críticos se ven enfrentados a fenómenos más pop, como el reggaeton, por ejemplo, no saben cómo llegar a esta música, tampoco cuáles son las coordenadas para hacer lectura del género, cayendo en obviedades, como encasillarla en música comercial y, por tanto, mala. Hay que recordar que Bruce Springsteen o Bob Dylan también hacen música comercial y no por eso es mala (aunque a mí igual me parece mala). Esa lectura, bien plana, simplista y que tiene como obsesión los textos, distan mucho de lo que creo que es importante en la música, porque es una forma de arte muy compleja, en la que confluyen muchos elementos. No es solo el texto, sino también, sonidos, visualidad, vestuario, clips e, incluso, redes sociales. Cuando uno piensa hoy en un artista, hay que considerar todo lo que esto significa, todo lo que configura al personaje pop, donde hay mucho de disfraz, travestismo, e intentos por ser otra persona. Creo que hay muchos periodistas musicales que saben muy poco de música en términos estrictos y técnicos y opinan sobre cosas que no saben. Un buen ejemplo de esto es esa obsesión con el autotune. Ese castigo que existe en su uso, que es tan absurdo como si castigaran a alguien por usar un efecto de distorsión en una guitarra. Es solo un elemento tecnológico, así como hay otros que dan otros colores sonoros y, si existen, creo que la invitación es a usarlo. Me parece interesante considerar que los planos políticos o de cualquier otro tipo, que se encuentran en la música, no son únicamente textuales. Solo fijar la atención en el texto es lo más fácil y directo. Existen mucho más planos. Incluso, dentro de los mismos textos existen diferentes, los que, combinados, con una serie de variables, complejizan la obra. En el pop, muchas veces, el público toma un elemento, lo descontextualizan y le dan un carácter político que no estaba en la canción original. En la música de baile, el pop o la electrónica hay una serie de cuestiones que tienen que ver con una diversas de temas que no tienen ninguna relación con lo que se explicita en una letra y que, en este contexto marcado por conflictos, agarran otro vuelo, toman una forma que no estaba de manera intencional, ni explícita, porque la música que tiene en su ADN liberación, baile, fiesta, placer y cuerpos, en tiempos de represión, resuenan más y se convierten en algo mucho más significativo.

Señor Director

Estamos frente a un enemigo poderoso e implacable. No son los protestantes. Son las Isapres.

1 de abril de 2020

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¿Dónde está lo político hoy? Ser político no es un imperativo, ni necesariamente bueno que un artista lo sea. La música de Javiera Mena, por ejemplo, es una música que fue futurísticamente política, porque dio con algo que quizás hace falta en este momento: la posibilidad de sentir libertad. En un periodo tan oscuro, la música de la Javiera ganó una capacidad que quizás no estaba en sus planes. Hablar de bailar o de la posibilidad de pasarlo bien, que para algunos puede significar eludir los problemas, es algo que necesitamos para no volvernos locos. Tenemos que recobrar la energía desde algún lugar, no quiero que suene elitista, sino que es una forma de enfrentar esta época de castigo, de hacer lo que uno realmente quiere, en momentos donde nadie está bien, necesitamos empatía y cercanía y lo político puede estar ahí.

Señor Director:

El tópico de la indecibilidad, según enseña Ernst Robert Curtius, nace de la dificultad de decir todo cuanto quisiéramos sobre un tema. Por ejemplo: se me ocurren tantas cosas que decir sobre la foto de Piñera frente al monumento a Baquedano, que no sé qué decir.

6 de abril de 2020.

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Me gustaron mucho las canciones de las Mon Laferte, aunque no soy gran auditor de ella. Lo mismo me pasó con Anita Tijoux, que tampoco es alguien que escuche constantemente, pero sus canciones son muy percusivas, donde la voz tiene una presencia fuerte, de gran sentido rítmico, donde samplean los sonidos y los integran de buena manera. Lo de ellas tiene punta, es agresivo de forma aguda, pero lo otro interesante fue que “Hasta la verdad”, de Javiera Mena, que no tiene nada político explícitamente, se podía leer en el parafraseo de algunos carteles durante las marchas que decían “Hasta la dignidad definitiva”. Ese sampleo que vienen de otro ámbito y lo lleva hacia otro lugar es lo que me interesa, como también me pasa con “Corazón astral”, que no tiene nada que ver con el estallido, pero es una canción que te lleva un fin paradisiaco, donde, después de todo esto, puedes ver algo esperanzador, como el disco de Francisco Pinto, que es un gran disco a secas y que, además, te das cuenta que tiene un dialogo con el contexto.

Señor Director:

Apruebo, apoyo, adhiero, admito, accedo, acepto, adopto, acojo, afirmo, confirmo, corroboro, convengo, consigno, consiento, considero, concedo, favorezco, reconozco, autorizo, acredito, avalo, abono, endoso, valido, convalido, revalido, reitero, repito, ratifico, certifico, faculto, legitimo, legalizo, garantizo, viso, permito, posibilito, protejo, refuerzo, afianzo, aseguro, apuntalo, consolido, fortalezco, robustezco, respaldo, sostengo, mantengo, comprometo, prometo, pondero, encomio, elogio, aclamo, proclamo, manifiesto, congratulo, celebro, festejo, aplaudo, ovaciono, vitoreo, glorifico, consagro, alabo, elevo, ensalzo, enaltezco, encarezco, encumbro, pongo por las nubes, doy por bueno, doy la razón, doy fe, suscribo, rubrico, firmo, voto.

1 de mayo de 2020

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A veces me abruma esa urgencia por encontrar lo político en todo. En el fondo si uno quiere encontrar una dimensión política a cualquier cosa lo más probable es que la encuentres. Sin embargo, lo importante es si, de ese lugar, sale algo realmente interesante. No se deben imponer modelos y hoy existe mucho de eso: modelos de cómo hacer, modelos de cómo ser, modelos de músicos políticos, que hacen música política, que aplican lo político de cierta manera establecida, en fin, creo que, hasta cierto punto, esto es incluso fascista. Lo político se encuentra en el entendimiento de cómo confluyen los elementos que dan como resultado eso político, elementos que coinciden en un momento determinado que es necesario atender y que permiten que emerja desde múltiples factores, que pueden ir desde la recepción hasta el contexto o condiciones del momento en que surge la música. Lo político se puede transmitir a través de percepciones, una canción instrumental puede ser política, eso es lo interesante. Estamos en un momento donde estamos ansiosos de mensajes directos y explícitos que aclaren este periodo de incertidumbre. El desafío estético y político está en pensar en maneras de representar un momento que está ocurriendo, que es imposible de escapar, entendiendo que también todos tenemos el derecho de hacer lo que queramos. No me siento con derecho a decirle a alguien qué hacer o no, si hay algo que no soporto es la gente que dicta que está bien o mal. Es súper complejo, a veces lo que puedas hacer en la música instrumental es etéreo y difícil de agarrar para el auditor, como para codificar el mensaje y entenderlo en la línea que lo haya querido su autor. Eso me pasa, tengo muy en la cabeza a Depeche Mode o Pet Shop Boys, porque cuando los escuchaba cuando chico me parecía música de baile y hoy le doy otras capas. La música y cualquier arte está destinado a ser mal entendido o ser entendido tardíamente, de forma diferida, el autor no es dueño de los mensajes de su obra.

Señor Director:

Durante estos meses, muchos han advertido el peligro de redactar una nueva constitución a partir de una hoja en blanco. Como experto en nada e investigador especializado en hojas en blanco, quisiera refutar ese argumento de la manera más directa y sencilla posible. Observemos con calma y atención este espacio vacío, y descubramos allí un futuro lleno de posibilidades.

23 de octubre de 2020.

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Con The Kaith Harings debatimos mucho sobre qué hacer con el material. Finalmente nos decidimos por lanzar estas siete horas, con la sola idea de generar un registro al que la gente pudiera acceder. Además, es una especie de gesto, sobre todo hoy, en tiempos que existen una serie de normas sobre cómo tiene que ser una canción, es importante hacer gestos para demostrar que existen otras formas diferentes. Es una especie de posición política que consiste en no calcular demasiado. Lo interesante de este proyecto, es que no estamos sujetos a ninguna regla, sistema, límite, o formulario, podemos hacer lo que queramos y eso hacemos. Latency Sessions fue una entrega que no tuvo ninguna pretensión más que continuar tocando música. La gente se toma demasiado en serio lo que dicta la industria y hay otras formas, diferentes, diversas, visibles o invisibles. Son, precisamente, esas otras formas lo que buscamos y esas otras formas son, también, nuestro gesto político: hacer para continuar haciendo.

Escucha su último disco aquí:

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