
Son casi 10 años. Una década desde que el proyecto inició el 2013. En medio de Nueva York, en medio de una proliferación de sellos y netlabels, de festivales y encuentros que sufrían la endogamia de los tiempos; tiempos que replicaban fórmulas y que requerían de una urgente revitalización. Other People nació como una respuesta a la abulia del momento. No es un sello, sino una plataforma y punto de encuentro que hoy cuenta con una comunidad de más de 70 títulos, que demuestran que la electrónica no es solo un género, sino un lenguaje que ingresa en el amplio espectro del sonido. No hay divisiones, el trabajo congrega una mirada común; formas de relación a partir del impulso, visibilidad, y creación que resignifica la forma de entender el sonido y su producción, alejándose de las lógicas de mercado e imprimiendo un carácter crítico al modo de hacer y difundir la música actual.
“El punk es un estado mental”, dijo Lydia Lunch en una entrevista. Quizás, de alguna manera inconsciente Other People hizo propio este statement. Para muchos un sello de electrónica, pero quizás es injusta esta categorización, no es posible su reducción, el proyecto es algo más amplio y complejo. Existe una insistencia en imaginar nuevos sonidos, nuevos sentimientos que transmitir o, como reflexionó alguna vez Coltrane, en el sello hay una “necesidad por mantener lo más refinado posible los sentimientos y sonidos, de manera que podamos ver realmente lo descubierto en su estado puro, lo que realmente somos y así transmitirlo”.
La dirección de arte, curaduría y dueño del sello es Nicolás Jaar. El proyecto nació, en primera instancia, como una especie de híbrido entre revista semanal y club de amantes de la música, donde se ofrecía suscripciones con acceso a los trabajos mucho antes de que estos estuvieran disponibles en cualquier otro lugar. Por $5 al mes se podía recibir, todos los domingos, un pequeño lote de canciones y arte digital hecho por Africanus Okokon. Para cada lanzamiento existían 3 tiempos distintos, primero llegaba a la comunidad suscrita; dos o tres semanas después aparecía la versión física; y un mes más tarde se dejaba disponible en diversos distribuidores digitales.
Tras nueve años, las cosas han dado algunos giros y cambios, aunque esta idea mental se mantiene: La libertad musical, independiente de géneros y modas. Al mismo tiempo, la consistencia y conciencia política la han solidificado y traducido en un apoyo irrestricto a comunidades postergadas.
Existe algo que no es posible describir del sello que nos hace tener la injustificada, pero absoluta y ciega certeza que todo está unido. No es solo el sonido, sino todo un ecosistema que opera en post de una creencia común: no poner límites a la creatividad. Todo está impregnado de esta idea, desde la música, hasta el diseño de cada disco, donde el trabajo de artistas como Maziyar Pahlevan, Jena Myung, Abeera Kamran y Somnath Bhatt, entre otros, han dado identidad sin perder de vista la particularidad de cada trabajo.
Desde el sonido urbano, house y callejero de Dj Slugo; pasando por el Hip Hop – Jazz de texturas lo-fi de Okokon; siguiendo con el ritual incendiario y visceral de Lydia Lunch; poseyéndonos a través de los ritmos y construcciones singulares de Against All Logic; abriendo espacio entre la espesa y oscura neblina de Darkside, o incluso induciéndonos en las ceremonias elegiacas de Jaar; Other People es una construcción de diferentes entradas y salidas; una forma de abordar la música que nos obliga a sumergirnos en las profundidades de una curaduría dispuesta a jugar con nuestros sentidos e ideas preconcebidas.
La plataforma desarrolla proyectos interdisciplinarios, desde encuentros, como los talleres realizados en Palestina, Chile y Estados Unidos; pasando por conversaciones experimentales, como “Yakjehti Mein” de Jaar y el cantante Paquistaní Ali Sethi; publicaciones como los diversos zines que acompañan algunos discos; o intervenciones en espacios públicos; son muestras de un proyecto que se consolidó en base al trabajo fuera de toda lógica.
Discos tan interesantes como los de Terepa (2015), colectivo que reúne a artistas que creen en forma telepática; el compilado Caves (2021), que profundiza en torno a la idea del silencio; o el reciente Would it sound just as bad if you played it backwards? (2022), que rescata los experimentos del estudio Ksperymentalne Polskiego Radia, de Polonia; pasando por la alianza con músicos y productores como Lucrecia Dalt, Laurel Halo, Julia Holter, Kohei Matsunaga y Grégoire Simon, entre muchos más; muestran un proyecto que abre grietas entre los discursos tradicionales, con el fin de visibilizar otras formas de hacer música y que buscan, en los pliegues y al reverso de la industria, los nuevos afectos y sensibilidades que habitan nuestra sociedad y cultura.