estallido.
¿Esperable? No lo sabemos. Aunque si miramos en retrospectiva, todo hacía presagiar que Chile haría estallar la olla a presión social. El 18 de octubre de 2019 se convirtió en una fecha histórica, que nos permitió ver cómo el fantasma de la dictadura, lentamente, se comienza a disolver, a través del proceso de reescritura de la carta fundamental. Al mismo tiempo, el curso de los hechos ha permitido visibilizar una serie de hitos que, al igual que la revuelta, resultan inéditos, en su forma, fondo y amplitud. La música –o los sonidos- en esto ha tenido un rol relevante. No solo sirviendo como soundtrack de las manifestaciones, como en el caso del “Baile de los que sobran”, de Jorge González, sino también siendo registro y documento de los acontecimientos. Desde las barricadas sonoras, pasando por los conciertos espontáneos; los lives improvisados, sobre voces sintetizadas; las piedras golpeando, rítmicamente, el metal que resguarda a los edificios corporativos; los cacerolazos que siguen la pauta del negra, negra, corchea, corchea, negra; hasta el sonido de la lacrimógena, de los balines de goma, de la revuelta, el jolgorio, la primera línea y el caos; la ciudad se transformó en la caja de resonancias del malestar. En esta edición de Grieta indagaremos sobre los cruces entre este proceso social, cultural y político y la música que resguarda y proyecta su memoria.
#003
el futuro.
Hay una imagen: el Angelus Novus de Klee, el ángel de la historia, según Walter Benjamin. Su rostro tornado mira hacia el pasado, pero sus alas apuntan al futuro. Gran parte de nuestros entrevistados representan algo de esta pintura, concentran muchas de las ideas de ese porvenir que intentamos abordar en esta edición, pero al mismo tiempo, contienen algo atrás que es imposible eludir, una historia que se lleva a cuestas y que la música también carga.
Existe un peso inevitable, una voz que susurra al oído, una mano que labra el soplo de las ideas que construirán las materialidades venideras. El futuro está más cerca de lo viejo que de lo nuevo. Es necesario escuchar la historia para entender esta escena que concentra los cimientos de lo distante. Hoy, cuando las distopías se encuentran frente a nuestros ojos, cuando el futuro parece agotado y demasiado próximo, la música incorpora una inconmovible nostalgia futura, una melancolía porvenir que necesita de la voz de quien hizo para entender el paraje que ahora nos alberga.
¿Qué es el horizonte distante, la música porvenir, los sonidos inexistentes, la promesa de lo nuevo? la respuesta que parece desprenderse de esta edición es esta: el aquí y ahora, el solo impulso por vivir.
#002
resonancias del fin.
Luto, esa zona intermedia entre los muertos y los vivos. Un tránsito en el que se mezcla la atmósfera del aquí, ahora, y el más allá. Las viejas formas, que comienzan lentamente a desvanecerse; mientras otras, las nuevas, avanzan hasta cotidianizar lo inmediato.
Las revueltas sociales, pandemias, claustros, nuevas formas de vivir y morir, han traído, sorpresivamente, el futuro. Un mañana solo posible en la medida que algo se transforma en imposibilidad. El nuevo milenio dejó de serlo hace 20 años. Dos décadas en que la música también dejó de ser joven o dio paso a los nuevos jóvenes.
Nada acaba. Todo se transforma. La idea ronda cada una de estas entrevistas. Lo que se entendió por rock, independencia, punk, new wave, futurismo ha llegado a su ocaso.
Este número está dedicado a entender ese rito fúnebre, el diálogo de lo que es con lo que fue, las voces jóvenes con las que tuvieron que dejar de serlas, la música que nos permitió oír lo que hoy oímos y su encuentro en lo que posiblemente se oirá.
#001
manifiesto.
Pensar la música. Pequeña frase que se repite incontables veces en los primeros artículos de este nuevo proyecto que nace en medio de una crisis social y sanitaria. Somos un equipo configurado por tres mujeres y dos hombres, nos motiva profundamente visibilizar historias, contextos y reflexiones en torno a los sonidos que nos acompañan desde que tenemos uso de razón. Porque nos apasiona y conmueve, queremos llevarlo a cabo desde una vereda poco pretenciosa pero no por eso menos rigurosa y seria.
En este primer número nos interesó entregar una pincelada del significado del periodismo musical, a través de críticos y periodistas internacionales, junto con voces de la escena periodística nacional que accedieron a compartir su visión y experiencia. Todos y todas coinciden en que sí hay una crisis del género, pero no por eso es una rama innecesaria, al contrario, siempre serán necesarios puntos de vista de profesionales especializados e investigaciones profundas sobre temas tan necesarios como éstos. Contenidos constantemente ninguneados por medios tradicionales que nosotros humildemente queremos dignificar, no sólo por convertirlos en nuestra columna vertebral sino también porque aún tenemos la ilusión de poder vivir de esto.
Tal como afirma uno de nuestros entrevistados, Simon Reynolds, no importa si en el ejercicio periodístico de la escritura y pensamiento musical nos contradecimos en relación a textos anteriores que podemos haber dado vida nosotros mismos. Lo que se busca no es coherencia ni mucho menos un lenguaje técnico, sino todo lo contrario. Queremos escribir lo que sale de la emoción al ponernos los audífonos, queremos asumir riesgos, profundizar y entregar a nuestros lectores y lectoras una nueva perspectiva, un nuevo modo de exponerse por primera vez a un disco mil veces escuchado. Pensar a través de la música en la actualidad es, ante todo, un acto de resistencia. Bienvenidos a Grieta.